El sistema inmunitario del alma
Cómo liberar tu ser de todo tipo de enfermedades
Mike George
ISBN: 978-0-9576673-6-5
N. págs. 170
Formato: 215 x 142 mm
La salud de tu cuerpo y el bienestar de tu ser son diferentes.
Cada uno tiene su propio "sistema inmunológico". Mientras que el cuerpo desarrolla muchos tipos de dolor, lo que llamamos enfermedad, el alma "sufre" de muchas formas de enfermedades, a lo que llamamos sufrimiento. Mike identifica las 12 enfermedades del alma que todos sufrimos incluyendo la artritis del alma, el asma del alma y la indigestión del alma. Mike te muestra cómo activar el "otro" sistema inmunológico y sanar tu ser.
Extracto: Capítulo 3 “HE PERDIDO ALGO MUY VALIOSO. La enfermedad CARDÍACA”
Hay una enfermedad de nuestro corazón; no del corazón de nuestro cuerpo, sino del corazón de nuestra conciencia, el corazón de nuestro ser, nuestro corazón espiritual. Conocemos a esta enfermedad como la emoción de la TRISTEZA. A veces nos referimos a ella como un sentimiento de abatimiento en el corazón cuando decimos: «Sin duda tenían el corazón apesadumbrado». La «creencia viral» que subyace en esta emoción particular y que, por tanto, provoca toda la tristeza es: «He perdido a alguien o algo». Es una de las «creencias virales» más predominantes con las que solemos «infectarnos» mutuamente, del mismo modo que contagiamos el virus de la gripe en la oficina. La tristeza se contagia a nuestras conversaciones cuando «nos identificamos» con alguna aparente pérdida de otra persona y generamos tristeza en su lugar. La tristeza y la pena, esa moneda tan común en nuestras relaciones, también se «cree» que son naturales. Es difícil comprender que son una forma de sufrimiento, y por lo tanto que son casos «no naturales» de nuestra conciencia.
¡De vuelta a la realidad!
Volviendo por un momento al territorio de «lo real», en esencia hay dos realidades en la vida. Primero está el mundo físico que nos rodea, siempre cambiante, y en el que se incluye la forma física que ocupamos. La segunda realidad es el mundo de nuestro interior, de nuestra conciencia, que es nuestro yo. En esta realidad, aunque los pensamientos y los sentimientos cambian, hay un espacio interior que no cambia nunca. Es el núcleo silencioso e inmóvil de tu ser. El «yo» que dice «yo soy», es como el centro de una rueda donde hay una parte de ella que nunca se mueve. Todo lo demás se mueve a su alrededor. Eso significa que todo en la vida gira en torno al centro inmutable, inamovible y siempre inmóvil que es el yo. ¡Tú! Reflexiona unos instantes y observa si puedes acallar tus pensamientos ni que sea por un momento. Permítete ser consciente únicamente de tu ser en estado de conciencia. Toma conciencia de la inmovilidad, el silencio... ¡ese eres tú! El inmóvil, inamovible e inmutable... tú. Entre estas dos realidades, entre la realidad de «ser» (centrado) y la realidad de «hacer» algo en el mundo (acción fuera del centro), tenemos lo que llamamos mente. La mente es la interfaz entre el ser y el hacer. Mientras tu mente está en tu conciencia, en «el yo», ¡no eres tu mente! La mente es como una ventana y una pantalla. A través de la ventana de la mente atraes hacia ti el mundo exterior, por así decirlo. Al mismo tiempo, puedes utilizar tu mente como una tela, como una pantalla en la que crear imágenes, ideas, conceptos, etc. A través de la ventana de tu mente proyectas entonces lo que creas en tu mente interior hacia el gran y amplio mundo «de ahí fuera».