Seguir recordando nuestra identidad espiritual y nuestros recursos espirituales es estimulante. Una y otra vez, necesitamos recordar y volver a nuestra esencia, a nuestro valor y a nuestra fuerza original. Las palabras “Om Shanti” nos ayudan a recordar todo esto cuando se dicen amablemente y despacio en la mente, son la clave para abrir nuestros recursos espirituales y humanos.
Durante el día podemos pararnos unos momentos para reflexionar y recordar que somos pacíficos y silenciosos. Este acto de parar es como poner freno a la mente.
Observo en qué dirección van mis pensamientos, palabras y acciones y después, si es necesario, cambio de dirección o sigo yendo en la misma con más claridad y concentración.
Esta práctica de recordar se llama “control de tráfico”. Es un medio para renovar, recargar y reorientar. Cuando nos olvidamos de parar, el tráfico de la mente se hace pesado y la conducción se vuelve tensa, insoportable, estresante e irritante, ¡y nuestra mente y nuestros nervios parecen estar a punto de estallar! Para prevenir todas las explosiones y erupciones emocionales, que en último término destruyen o estropean nuestra eficacia, necesitamos parar. Éste es una aplicación práctica del recuerdo.
A un nivel profundo, el recuerdo también significa conectar el corazón y la mente con la Fuente de Energía Suprema del Universo. A través de esta conexión el yo no sólo se recarga de energía sino que también se libera de los patrones repetitivos de pensamientos y comportamientos superfluos.
A veces uno tiene las mejores intenciones, la determinación sincera de eliminar ciertos hábitos pero después de un tiempo esos hábitos vuelven. Nos encontramos atrapados, sentimos que no podemos hacer lo que quisiéramos hacer y entonces perdemos la esperanza, o incluso la voluntad de intentarlo de nuevo. El vínculo con la Fuente Suprema de Energía da al yo el poder de cambiar, de disolver y terminar con los patrones negativos.
Este vínculo, que es posible cuando hay una atención llena de amor, permite que una corriente de energía pura alcance al yo. A través de esa corriente espiritual va siendo más fácil estabilizarse en un estado positivo porque esa energía crea cambios permanentes.
Cuando recuerdo el Uno, entonces recuerdo mi propio estado original de ser y ese recuerdo crea el propósito de retornar y redescubrir todo lo olvidado, o medio olvidado, las cualidades del ser original.
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