No existe ninguna situación de la que no podamos extraer algún beneficio. Por muy difícil que sea, siempre podemos verla con una actitud positiva.
Estamos viviendo momentos de grandes transiciones. Las incertidumbres y las frustraciones que rodean la vida confunden, de tal manera, que parecen no dejar espacio para que las personas respiren y mucho menos para que se recuperen de forma que puedan afrontarlas.
Las cuatro relaciones esenciales -con el ser interior, con los demás, con la naturaleza y con Dios- presentan graves indicios de deterioro. Al contrario de lo que dicta el sentido común, el ser humano no ha aprendido a utilizar su propia fuerza interior para librarse de su dolor existencial. Pero, aunque la situación mundial no es muy prometedora, no debemos dejar de lado nuestras aspiraciones e ideales más elevados sin apenas luchar.
Con un poco más de fe en nuestro potencial interior podemos enfrentarnos a todos los obstáculos y superarlos, además de vivir este momento no como el final de todo sino como un nuevo comienzo, una celebración de un cambio duradero. En la terminología de la visión positiva del ser, la transformación significa la derrota de todo lo viejo e inútil, así como la creación y la consolidación de una nueva perspectiva.
Si la mente está bien consigo misma y con las personas de su entorno, es más fácil enfrentarse a las pruebas de la vida cotidiana. Por muy difícil que sea una situación, alguien que posea más claridad y calma, quien mantenga una visión positiva de todo el contexto será capaz de mantenerse lo suficientemente en paz como para ayudar a los demás.
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