Para generar armonía y entendimiento en las relaciones con los demás necesitamos prestar atención a los pensamientos, sentimientos y actitudes que generamos en nuestro interior.
Un método sencillo para mejorar nuestras relaciones es prestar atención a sus especialidades y virtudes. Se dice que donde se dirige nuestra atención, a eso le damos vida. Aquello en lo que enfocamos nuestra atención es lo que sin darnos cuenta empezamos a absorber y asimilar internamente. Si nuestra atención se dirige hacia los defectos y las debilidades de alguien, entonces nosotros mismos nos hacemos defectuosos. Nuestra visión y actitud se influyen por ese defecto o debilidad, y empezamos a identificar a esa persona con esa deficiencia. Esto creará dificultades y obstáculos en nuestra relación.
Si por el contrario, nuestro foco son las fortalezas, cualidades y valores positivos de la persona, no importa cuántos defectos tenga, nuestra visión y actitud será elevada y constructiva. A nivel sutil esto es como tender un puente entre ambos, la comunicación será fácil y fluida, porque la otra persona sentirá el efecto de nuestra visión positiva.
A la vez, es importante ser considerado y apreciar y valorar las opiniones e ideas de los demás. Aunque no estemos de acuerdo ni compartamos sus puntos de vista, el hecho de escuchar con respeto y no reaccionar ni rechazar lo que nos sugieren, prepara el terreno de manera adecuada para que nosotros podamos exponer nuestro punto de vista. De hecho, a nivel espiritual, no importa que nuestros puntos de vista sean diferentes, lo importante es que nuestros buenos deseos y sentimientos puros permanezcan constantes, esto es lo que sustenta y protege unas relaciones armoniosas y gratas.
Las personalidades de cada uno siempre serán diferentes, y van a seguir siéndolo, pero depende de nosotros el amoldarnos y ajustarnos, el entrar en conflicto o alejarnos y desconectar. En todo momento, lo que es importante es darnos cuenta de la opción que estamos tomando, y ser conscientes de las consecuencias de esa opción. A veces nos engañamos a nosotros mismos pensando que la causa del conflicto radica exclusivamente en el comportamiento de la otra persona, sin darnos cuenta que nuestra propia actitud interna es un componente clave en la dinámica de esa relación y de ese conflicto. Cuando cambiamos, el mundo cambia.
La vida se basa en las relaciones. La primera relación es la que tenemos con nosotros mismos. Lo que la espiritualidad nos enseña es la importancia del impacto e influencia de nuestros sentimientos, pensamientos, visión, actitud y conciencia en todo lo que hacemos y expresamos. Nos enseña a prestar atención primero a nuestro ser interno y a generar un estado de conciencia positivo y elevado. Si quiero en mi vida relaciones armoniosas y libres de conflicto, lo primero que he de hacer es generar ese estado en mi interior, hacer que mi mente, mis pensamientos y sentimientos sean pacíficos y armoniosos. Después podemos entrar en el mundo de las relaciones y veremos con alegría el impacto tan positivo que esto tiene sobre los demás.
Comentarios. 1