Una de las capacidades internas más efectivas que la meditación contribuye a desarrollar es la de desconectarse, dar un paso atrás y convertirse en un observador desapegado.
No se trata de una forma de evasión sino de una manera de aprender a usar más eficientemente nuestra energía. Ser un observador desapegado nos permite ser testigos de la vida que nos rodea, sin perder ni desperdiciar nuestra energía mental en temas y acontecimientos que no podemos controlar y que para nosotros no son importantes.
Ser un observador desapegado nos permite, además, ver el panorama completo de lo que sucede, ya sea una escena internacional o una situación doméstica. Es el fundamento del autocontrol, que nos permite impedir que se generen emociones que no ayudan y suscitar todo lo que es bueno dentro de nosotros.
Estar desapegado del mundo que nos rodea, mientras observamos sin enjuiciar o resistirse a nadie ni a nada, nos permite volver a nuestro estado de consciencia de alma, fácil y rápidamente.
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