Al parecer, el estrés que acompaña a la vida moderna habita en todos los rincones de nuestra consciencia y en todos los aspectos de nuestra vida.
Muchas personas consideran que tener la capacidad de relajarse a voluntad es en sí mismo una conquista. Hacer que la meditación sea una parte natural de nuestra vida, con sus beneficios prácticos, es la forma más profunda de relajación.
Pero, no se trata tanto de algo que hagamos, sino más bien de una forma de crear nuestro estado de ser. En tanto los niveles más profundos de nuestra consciencia implican que nuestros pensamientos sean lentos y pacíficos, el secreto de permanecer relajados en las situaciones prácticas de la vida diaria es asegurar que nuestra mente siempre tenga pensamientos conscientes.
Los pensamientos conscientes surgen de la verdad de quiénes y de qué somos, y requieren el esfuerzo de recordar y de recordarnos con amabilidad que somos seres eternos y que nuestra verdadera naturaleza es pacífica y amorosa.
Cuando permanecemos conectados con nuestro verdadero estado consciente, la energía que compartimos con otros a través de nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes estará teñida de aceptación, cariño y compasión (tres de las muchas expresiones que puede adoptar nuestro amor).
Con el tiempo, después de adquirir mayor experiencia en estar conscientes, se impondrán modelos de pensamiento positivo con una potencia que no podrá ser disminuida, a pesar de las situaciones o de las personas con las que nos encontremos.
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