Comencé a notar que retornaba a mí una vieja sensación: la de sentirme aparte, de no pertenecer, de querer ser del grupo de los bellos. Me di cuenta de que estaba viéndome a través de los ojos de otros, y juzgaba con mucha dureza lo que veía.
Hacía tanto tiempo desde la última vez que había estado en una situación así. Tanto tiempo desde que perdí mi centro para construirme a partir de la proyección de una referencia externa.
Tuve que volver a esa antigua pregunta, la única que brinda solaz en este camino espiritual: ¿quién soy?
Me pregunté: ¿cuándo es que hay actividad en mi vida?, ¿cuándo es que soy autenticidad completa?, ¿cuándo es que todo fluye, que estoy “en” mí totalmente?, ¿cuándo no siento ninguna necesidad de control, porque confío en que todo está en orden y que hay en juego algo más grande que yo?, ¿cuándo hay magia y todo lo que hago es “ser”?
Estas preguntas me llevaron a los momentos en que soy así, cuando me conecto absolutamente con mi propia verdad.
Extracto del libro:
Las cuatro caras de la mujer
Restaurando tu auténtico poder.
Recobrando tu belleza eterna
Ed. Vergara
Caroline Ward
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