A veces, cuando nos sentimos frustrados, descontentos o desmotivados, lo que hacemos es mirar alrededor y buscar «responsables». Pero ¿qué hay detrás de ello?; miedo al cambio, miedo a tener que afrontar, miedo a tomar las riendas de nuestras vidas y asumir responsabilidades. Sin duda, el comportamiento y las acciones de los «culpables» pueden ser reprobables. Sin embargo, ¿qué es lo que debemos revisar y cambiar en nosotros mismos?
Es necesario que nos demos cuenta de que quejarnos siempre nos lleva a un espacio de negatividad y, también, debemos aceptar que, en realidad, somos nosotros quienes permitimos que nuestros sentimientos y pensamientos fluyan en determinada dirección. Es decir, cuando sentimos rechazo por algo o por alguien, el rechazo lo creamos nosotros mismos, no lo crea la persona o la circunstancia. El sentimiento de malestar es lo que nosotros creamos en relación con lo que sucede ahí fuera. La situación ha sido solo el estímulo externo que ha activado nuestra propia negatividad.
A veces, nos toma tiempo comprender y aceptar este principio sencillo, pero profundo: “Soy el creador de mis pensamientos y sentimientos; soy yo mismo quien percibe algo como ofensivo o intolerable”. La percepción se basa principalmente en los filtros de nuestras creencias. Dependiendo del filtro que colorea nuestra percepción, así es nuestra reacción interna, así son nuestros pensamientos, sentimientos y emociones. Por ello, si de verdad queremos construir el edificio de la calma interior, vamos a tener que renunciar a la consciencia victimista, y adoptar una consciencia protagonista y responsable.
Extracto del libro:
Arquitectura de la calma.
Una guía práctica para encontrar la serenidad y el equilibrio interior
Ed. Luciérnaga
Vicenç Alujas y Guillermo Simó
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