Cuando una persona mira a otra ve su aspecto externo: cómo viste, qué aspecto tiene, etc. No obstante, no hay que fijarse en la apariencia externa, en lo físico.
Mis ojos ven al alma, el ser espiritual.
El cuerpo físico es perecedero, como todas las relaciones entre los seres humanos. No van a estar ahí siempre.
Así que, desde hace mucho tiempo, he enseñado a mis ojos a buscar lo que es eterno.
Cuando existe ese deseo profundo de experimentar lo eterno, aunque los ojos continúen percibiendo lo físico, no se distraen.
Los oídos oyen lo que sucede en el mundo pero ya no se dejan engañar.
Necesitas ser capaz de apartar el intelecto de las distracciones externas y centrarte exclusivamente en lo eterno.
Entonces serás capaz de percibir la luz.
Y la luz entrará en tu vida.
Extracto del libro:
LAS ALAS DEL ESPÍRITU
Liberar la identidad espiritual
Ed. HCI
Dadi Janki
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