Sabes por propia experiencia que todo viene y va. Nada permanece. Y lo que también sabes es que cuando te aferras a cualquier cosa que llega a ti y no la sueltas, te hace la vida desdichada. Quizás desdicha sea un término demasiado fuerte. Quizás al principio sea incomodidad; luego inseguridad; luego estrés. Por eso el apego está en la raíz de todo sufrimiento. Y cuando te apegas y sufres simplemente significa que no estás siendo tu verdadero “yo”, lo que realmente significa que no estás viviendo una vida verdadera.
Cuando te apegas a cualquier cosa, es como si estuvieras asfixiando lentamente a tu “yo” con... tus apegos. Y, al hacerlo, la tensión de aferrarte y el miedo a la pérdida van creciendo gradualmente. Es como si estuvieras matando tu “yo” mientras vives y, por lo tanto, pierdes tu vida. Soltar conscientemente todo aquello a lo que te estás aferrando es la forma de vivir... ¡verdaderamente! Y, cuando sueltas todo aquello a lo que estás apegado y con lo que te identificas, sólo entonces puedes ser tu “yo”.
Sólo entonces puede revelarse tu verdadero “yo”, sólo entonces puede revelarse el verdadero amor, porque todos los miedos han desaparecido. Todos los apegos, que has usado para encerrar y reprimir la luz de tu corazón, han desaparecido. Sólo entonces eres verdaderamente libre. Sólo entonces puedes dar sin ninguna condición. Y sólo entonces puedes ser auténticamente feliz.
Todo esto suena simple y fácil en teoría, pero, por supuesto, la realidad de su implementación en la vida cotidiana es otra cosa. Por eso es necesario dedicar un tiempo, todos los días, a algún proceso de contemplación o meditación.
Extracto del libro:
Los 7 mitos del verdadero amor.
Un viaje desde la mente hasta el corazón del alma
Ed. Kier
Mike George
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