De la conciencia a la acción

Comenzando por el nivel de conciencia, como en una reacción en cadena, se produce un estado mental que trae consigo un estado emocional o humor específicos, lo que inmediatamente forma una actitud o postura mental que se transforma en la base de la visión o punto de vista.

Si una acción concreta llega como resultado de esta secuencia, causa un efecto paralelo en el mundo físico que, a su vez, repercute en el estado de conciencia, produciendo en él una modificación. Si existe alguna irregularidad en la semilla de este proceso (de conciencia), la irregularidad continuará.

Durante las 24 horas del día tenemos una emoción u otra. Igual que el estado emocional produce cambios en el metabolismo y en el mundo que hay alrededor, cada segundo del día influimos en el mundo que nos rodea y viceversa. Estamos rodeados por un mundo que es el resultado de la contribución de pensamientos, actitudes y visiones de muchas personas, que transformaron en realidad lo que visualizaban en su mente.

Cuando contemplamos esa reacción en cadena, de la conciencia a la acción, podemos deducir que todo lo que existe en nuestras vidas colectivas y privadas es consecuencia de algo interno. Por ello, debemos empezar por tener una visión positiva de nosotros mismos y, por ende, también la tendremos de los demás. Y así, las escenas y situaciones que creemos a nuestro alrededor, con esa conciencia, también serán positivas.

Extracto del libro:
La última frontera.
Un viaje por la conciencia humana
Ed. Brahma Kumaris
Ken O’Donnell

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