La autolimitación generalmente empieza con las palabras “no puedo” o “no soy capaz”. A veces surge del miedo al fracaso, pero con la misma frecuencia lo hace del miedo al éxito.
En el día a día, se me pide que sea algo más de lo que fui ayer. No gracias, estoy apegado a la pequeña imagen del pequeño yo y realmente prefiero permanecer en la zona de comodidad de esa imagen de mi pequeñez que he creado. Incluso me he preparado para que los demás perciban la debilidad y el fracaso en mí, antes que romper esa imagen de persona incapaz.
Busca un rincón tranquilo, repasa todas las «conductas resistentes», encuentra un ejemplo personal para cada una de ellas y rastréalo hasta su origen. Verás que siempre es el ego, una imagen en la pantalla de tu mente, que tú, el yo, has creado y a la que te has apegado. Entonces, empezarás a comprender y discernir cuándo y por qué tienes miedo, por qué otros tienen miedo y por qué “siempre” es porque hay un apego a una imagen mental y “siempre” porque se pierde la identidad en esa imagen.
Cuando veas claramente este proceso dentro de ti, reconocerás la causa base de muchos de los sentimientos y conductas que preferirías no sentir ni tener. Entonces, estarás en condiciones de hacer una elección diferente con respecto a cómo respondes. Y, al hacerlo, estarás efectivamente dándole poder a tu yo para pasar de reacciona a responder.
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