Imagínese que un pájaro se encuentra tan a gusto en su nido que, aunque de cuando en cuando se posa en la rama sacando pecho y agitando las plumas, jamás siente deseos de volar, ni siquiera se da cuenta de que lo podría hacer. Jamás ha conocido la estimulante libertad del vuelo, jamás ha sentido el viento entre sus alas. Piensa que los otros pájaros, que vuelan a su alrededor, son tontos.
De una forma bastante similar, nosotros nunca abandonamos realmente el nido. Nuestros pensamientos habituales se transforman en nuestra zona de bienestar y cada pensamiento repetitivo es como una ramita en el nido. Nunca conocemos nuestra naturaleza ilimitada ni sentimos la brisa de la verdadera libertad a través del espíritu, ni vemos la asombrosa belleza de nuestro propio ser. Hasta los pensamientos: “Soy un alma” y “Soy un ser de paz” deben, con el tiempo, ser puestos en libertad, para que podamos experimentar efectivamente su verdad más profunda.
En el mundo interior del espíritu, los pensamientos son como el mapa, pero no son el territorio ni la realidad de la experiencia. Pensar: “Soy un alma” no es estar en consciencia-alma, pero es un comienzo esencial. Los mapas son importantes y necesarios hasta que conocemos de memoria el camino a casa.
Extracto del libro:
A LA LUZ DE LA MEDITACIÓN
Una guía para meditar y alcanzar el desarrollo espiritual
Ed. Kier
Mike George
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