Es importante recordar que la calidad de nuestros pensamientos influye en nuestro estado de ánimo.
Apreciar y valorar no quiere decir que ignoremos o no queramos ver las deficiencias y los defectos de los demás. Es solo cuestión de foco, dónde centramos la atención y qué pensamientos nutrimos en la mente.
Cuando nuestra visión y nuestros pensamientos son apreciativos, los primeros beneficiados somos nosotros mismos, ya que la acumulación de pensamientos y sentimientos constructivos genera en nuestro interior un estado de ánimo más feliz y armónico.
Extracto del libro:
ARQUITECTURA DE LA CALMA
Una guía práctica para encontrar la serenidad y el equilibrio interior
Ed. Luciérnaga
Vicenç Alujas y Guillermo Simó
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