El oxígeno del alma

En la dimensión física, el cuerpo toma aire para adquirir el oxígeno vital esencial que necesita nuestro cuerpo. Cuando inspiramos aire, no eres tú el que respira, es tu cuerpo. En la dimensión espiritual, que eres tú, el ser consciente, el amor es una irradiación del exterior de la energía… ¡que proviene de ti! Del mismo modo que aspirar oxígeno es esencial para la salud corporal, la irradiación de amor es esencial para el bienestar del alma. Cuando haces algo con amor, estás sobre todo dando la energía de tu ser. Si entregas tu yo pero sigues queriendo algo a cambio, tu energía se desvía y se queda bloqueada por la idea/imagen que tienes en tu mente de lo que quieres. En esos momentos no eres un ser de bienestar porque en todo deseo está implícito el miedo. Querer es la conversión de amor a miedo.

El amor es el oxígeno del alma, pero el oxígeno espiritual del amor debe ser irradiado y liberado, no adquirido ni consumido, para recuperar y mantener el bienestar. Esto significa que la diferencia entre cuerpo y alma puede resumirse en dos dinámicas. El cuerpo está diseñado para “absorber” nutrientes y oxígeno con el fin de mantener la salud. El alma está diseñada para “dar” la energía/vibración de la luz y el amor, que son los nutrientes espirituales que mantienen su bienestar. La naturaleza del cuerpo es consumir, mientras que la del alma es irradiar.

La opresión de los conductos respiratorios del cuerpo parece estar “desencadenada” (pero no provocada) por muchas cosas, entre ellas la comida, otras personas, las situaciones estresantes, el entorno e incluso el clima. Sin embargo, la opresión de la energía que irradia el alma está provocada por una sola cosa: el apego.

Extracto del libro:
EL SISTEMA INMUNITARIO DEL ALMA
Cómo liberar tu ser de todo tipo de enfermedades
Mike George

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