Tomar decisiones implica no tener nunca miedo de asumir responsabilidades a la hora de tomar una decisión. Se dice que quien duda está perdido. Cuando nos acechan las dudas, nos falta el valor necesario para decidir y actuar.
La falta de compromiso, la dependencia de los demás para regular nuestro ánimo, la influencia que pueden tener en nosotros las opiniones externas, bloquean el poder que da la toma de decisiones.
La decisión y la acción exigen no sólo sentido de la responsabilidad y claridad, sino también de valentía. La vacilación, la pasividad y la duda camuflan el miedo y tienden a permanecer en la mente aun después de haber tomado una decisión clara. El valor es el antídoto más potente que existe.
Si después de tomar una decisión y actuar en consecuencia, el resultado no es el esperado, no te preocupes, averigua cómo hacerlo mejor la próxima vez. Ningún acto sincero es jamás inútil: Rompe la base de los malos hábitos y empieza a retar a los tiranos que han gobernado las acciones del pasado. Se han plantado las semillas y ahora solo queda esperar con paciencia a que broten la flor y el fruto.
El origen sincero de la motivación y la firmeza de las decisiones generan la confianza interior en la llegada del éxito; lo demás es simplemente cuestión de tiempo.
Extracto del libro:
La búsqueda del bienestar.
Utiliza tus ocho poderes
Ed. Brahma Kumaris
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