Actualmente la mayoría de las personas saben que lo que pensamos y lo que sentimos también afecta al cuerpo.
A veces el impacto es pequeño, quizás se manifiesta sólo en un ligero efecto sobre la presión sanguínea o la química corporal. En otras ocasiones puede ser una amenaza para nuestra vida, como por ejemplo cuando el miedo o la ira dañan el corazón, o la infelicidad crónica perjudica nuestras defensas frente a las infecciones y el cáncer. Hay un amplio rango de condiciones intermedias, en las que los sentimientos alterados pueden producir una variedad de achaques y dolores.
La sabiduría antigua así como la ciencia moderna nos informan de que podemos reducir tales riesgos desarrollando una perspectiva positiva. La verdad en el dicho “mente sana en cuerpo sano” está hoy en día más confirmada que nunca. Buscar soluciones positivas, con optimismo y humor, en lugar de sentirse desdichado al enfocarse en todo lo que no va bien, es realmente beneficioso para la salud.
A pesar de la mayor concienciación sobre estas conexiones entre la mente y el cuerpo, pocas personas saben como mejorar la salud y optimizar el bienestar creando pensamientos realmente nutritivos para la mente. Las cuestiones y respuestas que ofrecemos a continuación ofrecen una simple introducción a este importante aspecto del cuidado de la salud.
¿Por qué la vida parece que se está volviendo más dura para muchos?
La sociedad de consumo ha invertido grandes esfuerzos en mejorar las comodidades y medios materiales, pero nuestras mentes han sufrido una desatención. Los niveles en aumento de estados negativos tales como la ansiedad, la adicción, la irritabilidad y la depresión han acompañado los deseos en aumento. A la vez que socavan la salud de las personas, estas actitudes y emociones negativas dañan la sociedad y el entorno provocando una pérdida de valores fundamentales en nuestras acciones. Nos volvemos menos capaces de cuidarnos y de cooperar unos con otros así como con el mundo que nos rodea.
¿Qué podemos hacer?
Cuando nos sentimos tristes y vacíos internamente, nos convertimos en parte del problema en vez de la solución. Con frecuencia, intentamos sentirnos mejor culpabilizando otras personas o las circunstancias, pero eso sólo empeora las cosas. En lugar de ello tenemos que aprender cómo hacer nuestra mente fuerte. Es decir, llenarla con positividad.
¿Qué es la positividad?
Un atributo o energía sutil y espiritual, natural en todos nosotros, que se puede acumular en la mente al igual que la energía eléctrica se acumula en una pila. Una disposición mental positiva promueve la salud en la persona, y esta energía después fluye de forma natural hacia los demás.
¿Qué clase de pensamientos promueven la positividad?
Cuando pensamos en lo que significa ser humano, en términos de las cualidades comunes a la humanidad tales como el amor, la paz y la alegría, conectamos con una energía de verdad dentro de nosotros. Hay un núcleo de bondad en todos y cuando emergemos esta fortaleza, los sentimientos positivos emergen de forma natural.
¿Cómo podemos retener nuestra positividad?
Trabajando para eliminar la preocupación y el pesar de nuestros corazones y mentes. Nos ayuda el reconocer que los sentimientos negativos son activados por las dependencias hacia algún u otro aspecto físico de la existencia: el cuerpo, las relaciones, la riqueza o las circunstancias en el mundo que nos rodea. Si alguno de estos aspectos está en estado de trastorno, seremos más propensos a alterarnos y preocuparnos. Pero es nuestra dependencia de estas cosas, no el trastorno en sí, lo que nos causa profunda angustia. Si nos liberamos internamente, la preocupación y el pesar terminarán.
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