En la meditación, entendemos que el “tercer ojo” u “ojo interior” significa la capacidad para entender y percibir correctamente, para, sobre la base de esta percepción o comprensión, actuar y comportarse en consecuencia. En otras palabras, sobre la base de verdades espirituales, pensamos, hablamos y actuamos de modo que la paz y el bienestar lleguen a ser algo natural en nuestra vida.
El tercer ojo es el intelecto del alma; cuando se abre, se comprende la necesidad de mejorar, cambiar y/o crear algo que me ayudará a mí y a los demás a mantener una mejor calidad de vida.
El alma tiene tres facultades: La mente, a través de la que creamos pensamientos; el intelecto, con el que comprendemos, discernimos y decidimos; y los sanskars, que son impresiones en forma de recuerdos, características de la personalidad y hábitos. Las tres facultades trabajan juntas: La mente está influenciada por factores externos e internos, que pueden ser tanto positivos como negativos. El intelecto debe entender, discernir y decidir qué es cada cosa y después actuar.
En toda la historia, ha habido maestros que han ofrecido conocimiento espiritual, a través del cual intentaban despertar la conciencia de la gente para tener relaciones, actitudes, pensamientos y acciones más positivos y agradables. Pero para que esto suceda, tiene que producirse un “clic” en el intelecto, es decir, tiene que haber una comprensión y disposición para cambiar viejas costumbres y características negativas de la personalidad y llegar a ser un ser humano mejor, ética y espiritualmente.
Con la meditación, poco a poco nos vamos liberando de la angosta vía de pensamiento y de centrarnos excesivamente en cosas equivocadas; cuanto más nos abrimos a un nivel sutil, más positivo y beneficioso llega a ser nuestro centro de atención.
Extracto del libro:
Pensamiento oriental para la mente de occidente.
Visión del Raja Yoga
Ed. Brahma Kumaris
Anthony Strano
Comentarios. 0