Necesitamos valor para soltar y volver a nuestra esencia, pero solo en esta esencia encontraremos la verdad y la libertad. Liberarnos de las atracciones habituales y de la emoción de permitirnos un comportamiento espectacular y finalmente llegar al punto importante exige una gran determinación y el valor de tomarnos esta determinación seriamente.
Soltar significa darse cuenta de que nada ni nadie puede turbar nuestra paz mental excepto nosotros mismos. La idea de que los demás y las situaciones externas nos están afectando nos provoca mucha infelicidad. Puede que nos estén afectando, pero necesitamos liberarnos del hecho de sentirnos influídos por ellas.
Exige valor y determinación liberarnos de justificar nuestra ira, del hecho de defendernos a nosotros mismos para culpar a los demás, de los pensamientos y sentimientos inútiles que se han convertido en hábitos arraigados. Exige valor darse cuenta y después actuar con la conciencia de que creamos bienestar en nuestras vidas independientemente de lo que ocurre a nuestro alrededor.
En vez de pensar en lo que debería o podría haber hecho o sido, lo que tengo que hacer es liberarme de la culpa, discernir lo que tiene que cambiar en mi interior y decidir hacerlo sin que nada importe.
En el momento en el que nos demos cuenta de que estamos intensificando cualquier pensamiento o sentimiento negativo o inútil, tenemos que pedir a la mente que ponga el freno para evitar que se produzca una colisión frontal de carácter emocional o verbal.
Soltar significa poner punto final a toda esta actividad mental con un único pensamiento: “Soy un ser de paz”. La esencia del ser es la paz: la libertad absoluta de cualquier sobrecarga. Volver a esta paz esencial significa observar las travesuras de la mente y decidir ponerles ese punto final ya, sin demora.
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