Mi nueva identidad

En la fase de transformación accedemos al poder para redefinirnos a nosotros mismos, sin basarnos en nada externo, sino más bien a partir de una llamada auténtica de nuestro interior. Al reconocer que podemos recuperar los poderes y virtudes del Ser Eterno es que comenzamos nuestro recorrido, y entonces podemos llegar a incidir en el mundo externo.

Al luchar contra el sistema existente lo que hago es cederle mi poder. Al buscar dentro de mí, en cambio, soy capaz de regenerar mi energía, prestarle atención a aquello que sé que es verdadero, comprender qué es lo correcto, desarrollar mi creatividad, perder el miedo, descubrir mi destino. El mundo a mi alrededor se convierte en un espejo en el que puedo verme y constatar mi progreso.

A medida que cambio de aspecto, de mentalidad, de capacidades internas, así también va girando mi mundo. Cuando logramos conjugar un propósito puro y poderoso con la atención correcta, vemos cómo las mejoras van evidenciándose en nuestro entorno físico. Un mundo exterior atascado indica que mi mundo interior también está así.

Con este nuevo poder experimentamos lo sutil, lo espiritual, ponemos a prueba los principios y leyes de la vida, y nos damos cuenta de que el mundo invisible de pensamientos y sentimientos es directamente responsable de las consecuencias que observamos en nuestro mundo exterior. Aprendo a confiar en mi intuición después de que la he perfeccionado con mi fuerza espiritual.

Ante lo agónico aprendo que no hay que pelear, sino más bien reforzar el conocimiento intuitivo. Comprendo que, cuando una fuerza opositora busca robarme el poder, es porque se siente amenazada. Entrar en una lucha solo busca distraerme de mi lucidez, de mi foco; por eso aprendo a no dejarme engañar. Me afirmo en mi nueva identidad y accedo a mis poderes y cualidades internos sin desviarme de mi camino.

Extracto del libro:
Las cuatro caras de la mujer.
Restaurando tu auténtico poder,
recobrando tu belleza eterna
Ed. Vergara
Caroline Ward