Para Amor espiritual, tal como indica el mismo término, tiene que ver con el espíritu, el alma. El amor espiritual no se basa en la belleza física, en el estatus, en el rol ni en las posesiones, sino en la esencia, es el amor del espíritu hacia el espíritu.
En este sentido, el amor espiritual es esencial para el desarrollo de una sana autoestima, ya que una manifestación fundamental de tal amor es el amor hacia el propio ser, hacia uno mismo. Amor hacia mi propia esencia, hacia mi ser de luz. Este amor se vuelve más natural y espontáneo a medida que desarrollo un mayor conocimiento de mí mismo.
Mediante la meditación redescubro las cualidades puras y originales de mi ser espiritual: la serenidad, la estabilidad, la felicidad, entre muchas otras. Experimento que mi esencia está llena de belleza y bondad. Aunque con el paso del tiempo he desarrollado patrones de personalidad no tan positivos ni hermosos, aprendo a vivir más conectado con mi esencia y a desarrollar el coraje y la determinación de transformar esos patrones perjudiciales.
No me identifico con los mismos y así puedo mantener mi auto-respeto.
El amor espiritual también está presente en las relaciones cuando miro a los demás como almas, como seres espirituales. En el centro de la frente de cada ser humano brilla una estrella espiritual, el alma. Manteniendo esta visión, también mantengo en mi consciencia que la persona que tengo enfrente, en el fondo, también es un ser de luz y de paz. A través del tiempo y de las acciones realizadas, ha desarrollado una personalidad y unos patrones, algunos positivos y otros definitivamente negativos y perjudiciales, pero aprendo a discernir y discriminar que esos patrones no son su esencia, no son su naturaleza verdadera. Entonces puedo tener amor espiritual de forma natural y fluida, ya que mi visión va más allá de lo externo, de lo obvio, se vuelve más sutil y conecta con el verdadero ser. La otra persona también percibe esta energía del amor y las relaciones se llenan de armonía y sinceridad. Desde la consciencia del alma es fácil hablar clara y honestamente con los demás, debido a que detrás de todo lo que decimos subyace una base de buenos deseos y sentimientos puros.
La experiencia más elevada de amor espiritual es la experiencia del amor divino, mediante la conexión a través del silencio con Dios, el Océano del Amor. El amor divino transforma y purifica el alma. No importa cuán áspero y duro se haya vuelto el corazón, el amor divino derrite la piedra y la transforma en agua. El amor divino hace a las almas cooperativas y las une en el lazo de la unidad y la armonía. Sumergiéndonos en el silencio de la meditación en el Océano del Amor, el alma se llena y se convierte en un río de amor espiritual, capaz de compartir amor con los demás a través de cada mirada y cada acción.
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