Una gran parte de nuestra comunicación es no verbal y raras veces nos damos cuenta de cómo afecta a los demás. Nuestro tono de voz, nuestro lenguaje corporal (especialmente, nuestros ojos y nuestra cara), nuestras actitudes y nuestros sentimientos se están comunicando continuamente a los demás, expresando ira, miedo, amor, confianza, rechazo; en realidad, todas nuestras emociones. No podemos ocultar lo que queremos decir; podemos hacerlo durante un tiempo, pero al final la verdad aparece.
Para comunicarnos con claridad, el primer paso es el silencio, o sea, la capacidad de escuchar.
Además de escuchar, la comunicación consiste también en compartir, entender y disfrutar lo que los demás tienen para ofrecer. La comunicación auténtica cura y alimenta.
La comunicación no se da sólo con los demás, sino también con uno mismo, con Dios y hasta con la naturaleza. Estar en silencio, concentrado y abierto nos permite sintonizar con los demás de modo que podamos responder de una forma adecuada y significativa, no sólo de forma mecánica.
¿Cuáles son los obstáculos que bloquean la comunicación positiva? Cuando nos comunicamos ¿reflexionamos o desviamos lo que queremos decir? ¿Está claro lo que comunicamos o es confuso para los demás?
He aquí algunas causas corrientes que hacen que la comunicación se bloquee:
• Una multitud de pensamientos, de palabras y acciones nos sobrecargan, lo cual nos lleva a ser incapaces de pensar con claridad. Perdemos la esencia de lo que tratamos de transmitir.
• Estar perdido en nuestras propias emociones o ideas. En tal estado no escuchamos a los demás con atención.
• Recordar el pasado de forma negativa. Eso no nos permite sintonizar adecuadamente con nuestro presente y futuro. Cuando no nos comunicamos adecuadamente con las necesidades del tiempo presente, perdemos oportunidades.
• Falta de sinceridad. Cuando nuestros pensamientos y sentimientos son honestos y respetuosos, entonces el corazón de los demás se nos abrirá. Se habrá construido una vía positiva de confianza y la comunicación corre por ella positivamente.
• Crear percepciones y sentimientos negativos sobre los demás, es decir, visualizarlos y etiquetarlos. Estos sentimientos, por más ocultos que estén, al final siempre se comunican a los demás, a un nivel sutil, no verbal, y crean una atmósfera de tensión y malestar.
• No soltar las percepciones y los sentimientos negativos. El único método de renovar nuestra relación con los demás es soltar la negatividad todos los días, para evitar acumular. Demasiado a menudo, la acumulación ocurre sin que nos demos cuenta y nos preguntamos por qué no hay ninguna respuesta positiva.
• Falta de silencio. Adentrarse profundamente en el ser y poner nuestros pensamientos y sentimientos en la cuarentena del silencio permite que se conviertan en positivos. La cuarentena de la relajación silenciosa atenúa la rabia y la culpa y las quejas que a menudo le acompañan.
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