El poder de Discernir. Para de verdad distinguir qué es cierto y qué no, y comprender qué es lo que de verdad sucede, debo dar un paso atrás. Tomar distancia de mis opiniones y de mi contexto me permite percibir con mayor claridad. Curiosamente, este paso atrás funciona como una lupa, al combinar desapego y enfoque veo la escena completa, y también todas sus partes… y puedo comprender la verdad del momento. Me siento clara y segura.
El poder de Decidir. Opción. Compromiso. Cuando conozco el camino correcto, es como si no tuviese opción. Debo tomarlo. Debo confiar en mí misma, en lo que sé; debo respaldarme. Hay veces en que no tengo idea de adónde me llevará mi decisión, pero, tal como la brújula apunta siempre al Norte, también yo debo seguir mi cauce verdadero con determinación, convicción…y humildad. Al tomar este camino acumulo más sabiduría, y cambio.
El poder de Afrontar. Entiendo que en mi camino afrontaré desafíos, desafíos que están ahí para poner a prueba mi convicción. Pero no son los desafíos externos los que me dejarían fuera de juego. Aquellos que de verdad me harían tambalear son mis propias debilidades. Son esas las peligrosas, las que me quitarían el sueño. Nublarían mi sentido del ser y dañarían el alma. Ante ellos invoco el fuego de la valentía, y los transformo en llamas de la verdad. En ese fuego, la oscuridad se vuelve luz y el hierro se vuelve oro.
El poder de Cooperar. No puedo hacerlo todo sola. Nadie puede. Pero cuando estoy clara y bondadosa y actúo con valentía, de algún modo la vida funciona. Surgen oportunidades. Se producen sincronías. Y todo lo que debo hacer es… mi parte. Del mismo modo admirable como las abejas trabajan juntas en la Naturaleza –cada una cumpliendo su parte, con sus habilidades y talentos particulares-, también yo soy capaz de apoyar a otros y que otros me apoyen. En ese dar y recibir se desenvuelve la vida y yo satisfago mi destino.
Extracto del libro:
LAS CUATRO CARAS DE LA MUJER
Caroline Ward
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