Una buena medida de tu progreso es el grado que alcanza tu poder de concentración. Esto significa tener la capacidad para estar completamente centrado en tu identidad espiritual, con exclusión de cualquier otra programación o condicionamiento.
Cuando más profundamente te comprendas como ser espiritual, más capaz serás de empezar a mirar tu propio ser. Serás capaz de romper el hábito de pensar en los demás de manera innecesaria.
Podrás poner toda tu atención en la calidad de tus pensamientos y sentimientos, y refugiarte en tu identidad de un ser espiritual eterno. Esto te colmará con las cualidades de tu divinidad original: paz, amor, gozo y fortaleza.
Incluso en medio del caos absoluto -interno o externo- serás capaz de seguir siendo responsable de cada pensamiento, palabra y acción. La capacidad para actuar desde un estado de conciencia tan elevado, incluso en situaciones difíciles, es la prueba de que estás realizando los esfuerzos correctos.
Este esfuerzo te permitirá aumentar el poder de concentración a través del cual se recibe tanto, ya que cultiva la fuerza interior que requiere el auténtico cambio; es el verdadero fundamento de la auténtica transformación.
Comentarios. 0