por Roger Cole
El Dr. Roger Cole recuerda las intuiciones transformadoras que tuvo cuando exploró las experiencias cercanas a la muerte y morir trabajando con un grupo de voluntarios.
Uno de los beneficios más destacados de alcanzar la conciencia del ser, es una relativa libertad de las necesidades y dependencias que normalmente gobiernan nuestras vidas. También establece un nuevo marco de referencia para comprender los términos y el significado de la vida. Tal orientación y libertad nos permite vivir en paz y contentos, sin dejar de ocuparse de las “responsabilidades mundanas”. Es un estado de liberación, que influye en el entorno y que abre la posibilidad para crear un mundo mejor.
En el cuidado de los moribundos existen ocasiones de privilegio para presenciar este potencial. A mediados de los años setenta Elizabeth Kübler-Ross escribió un libro de referencia sobre la muerte y los moribundos. Trazó cinco etapas de adaptación a una enfermedad terminal: la ira, la negación, la negociación, la depresión y la aceptación. Cuando la etapa final de aceptación se manifiesta, podemos ver el ejemplo de la naturaleza original del alma que emerge. Entrar en este ejemplo se convierte en una muestra de oportunidades, la oportunidad de descubrir nuestro verdadero yo.
Alrededor de uno o dos años atrás se me pidió que diera una charla a un grupo de voluntarios del hospicio sobre los aspectos espirituales de la atención a los moribundos. Durante la charla, me referí a este estado de aceptación. No como uno en que simplemente reconoce y acepta a la muerte, sino que involucra a la belleza del alma. Con la esperanza de obtener un ejemplo práctico para mostrar al grupo de trabajo, les pregunté a los asistentes si habían presenciado alguna vez tal belleza en el momento de la muerte.
June, una de las voluntarias manifestó haberlo vivido. La muerte de su madre había sido así, un momento de verdadera aceptación, a pesar del hecho de que ella estaba allí, marchitándose y dependiente por completo."Fue hermoso", dijo. "Mi madre estaba radiante de paz y la habitación se llenó con su amor. Elevaba a todos los que la acompañaban y estaba contenta. Parecía como si estuviera rodeada de luz... como un ángel. Nunca lo olvidaré. Fue muy especial".
Acaso, ¿no es maravilloso que tal estado de gracia pueda surgir en el momento de la muerte? June y sus hermanas estaban con su madre en el momento de su muerte. Aproveché para preguntarle a June una serie de cuestiones: “¿Estaba tu madre preocupada por algo en ese momento?" "No", respondió. "Ella sabía que nos encontrábamos allí, pero estaba más allá de la preocupación acerca de cómo nos sentíamos".
"¿Qué tal su belleza y circunstancias?" Le pregunté. "Estaba preocupada por su aspecto, o acerca de la enfermedad, y el hecho de que se estaba muriendo?".
“No...,” hizo una pausa. "... Mamá estaba en paz consigo misma. Era como si su cuerpo había dejado de existir. Sólo mantuvo su serenidad, y no había nada que temer allí."
“¿Qué hay de todos los problemas de nuestro mundo?” Le pregunté. “¿Estuvo tu madre preocupada por los conflictos, y la confrontación que existen en el mundo?” June se echó a reír, y se recreó sobre un breve recuerdo. “Oh, mamá siempre tenía una opinión sobre todas las cosas y, en verdad, solía agitarse bastante con ellas. Realmente a veces se enojaba o se entristecía por todo eso. Pero ahora que lo mencionas... no, no estaba preocupada para nada. Supongo que debió haberse librado de todo...” balbuceó por unos instantes, buscando las palabras y luego repitió, "... se había librado de todo."
Esta última declaración tuvo un efecto profundo en la habitación, las palabras estaban cargadas de emociones positivas. Hubo una pausa, luego de un breve silencio que fue pleno y unificador. La vibración del grupo resonaba en paz y armonía, mientras yo preparaba la última pregunta.
"Al soltar todo, justo antes de morir, ¿parecía que tu madre estuviera soportando la carga de algunos de los papeles o responsabilidades que tuvo que sobrellevar en su vida?"
"No, ella al fin era libre... ¡completamente libre!"
En los momentos finales de su vida consciente, la madre de June se había hecho completamente libre. Y se había liberado. Liberado de todas las preocupaciones de la vida. En la esencia de su alma y de su "espíritu viviente", liberada y sin embargo aún ocupando un cuerpo físico muy gastado. Como tal, el alma desnuda y al descubierto, revelando su verdadero y auténtico ser. Considero que se trata de una aceptación plena y manifiesta lo que se podría describir como un estado de gracia. O como uno de auténtica dignidad. La mayoría de la gente siente que la pérdida de la dignidad se produce cuando hay una dependencia, o cuando se tiene la necesidad de pedir ayuda para realizar sus funciones corporales. Creo que se trata de una idea falsa que refleja la ignorancia humana. Una ignorancia nacida de la conciencia de cuerpo. Si bien vamos a explorar más este concepto, la madre de June es una prueba viviente de esta ignorancia. Es en la conciencia del espíritu que ella tiene gracia, revela su verdadera personalidad original y cuando se libera verdaderamente. Con las preguntas que hice a June, pretendía explorar cuatro razones principales por las cuales se consigue la liberación del cuerpo y queda el alma libre y vibrante: 1. La liberación de los papeles y responsabilidades de toda la vida. 2. La liberación del efecto de los problemas, en un mundo cada vez más complejo. 3. La liberación del mundo material, incluyendo el cuerpo físico, sus enfermedades y su apariencia. 4. La liberación de los apegos que creamos en una vida de relaciones.
A través de la liberación, la madre de June entró en un estado del ser en que había quedado libre de la conciencia de su cuerpo. Se había convertido por completo en un "alma" consciente. Como tal, naturalmente, llenaba la habitación de un resplandor de amor, paz y aceptación. Y los que estaban en su presencia experimentaron su paz y felicidad. Creo que esto ha sido consecuencia de un retorno a su estado original. La condición que tenía antes de tomar el nacimiento. La de un alma pacífica.
En presencia de este ejemplo somos testigos del reestablecimiento de la conciencia del alma en el ser ante la muerte. Uno se podría preguntar, ¿por qué tenemos que esperar tanto para encontrar tal serenidad? ¿Y por qué tenemos que esperar a estar forzados por la muerte, antes de que podamos realmente amar y soltarlo todo? Evidentemente, es posible hacerlo en la vida y la madre de June estaba tratando de mostrarnos esto. La pregunta es: "¿Cómo?"
Considero que la transformación comienza con la iluminación. Y que la iluminación es otorgada como un don de la conciencia, que no exige el esfuerzo del beneficiario. Cuando hay un reconocimiento de la oportunidad que ofrece la iluminación, la transformación viene a continuación. La diferencia está, ahora, en que es necesario hacer un esfuerzo. Durante la iluminación la experiencia del individuo es similar a la que tuvo la madre de June. El crecimiento espiritual o transformación consiste en la experiencia de este amor y luz constantemente. El esfuerzo debe hacerse en dos direcciones al mismo tiempo: hacia el estado del ser, y hacia el estado de la liberación. De hecho ambos están íntimamente ligados. El esfuerzo principal es el de convertirse en un alma consciente y libre de ataduras. ¡Completamente libre!
Representa una identidad completamente nueva.
Este estado fue alcanzado por la madre de June encarando a la muerte. A través del proceso de la muerte había liberado su alma completamente de todas las influencias externas y sólo quedó su yo verdadero y auténtico. De este modo se convirtió en un instrumento de influencia divina, irradiando amor, luz y paz a quienes la rodeaban. Ella se desapegó de su familia, sin embargo, ellos continuaban experimentando su amor. Puro amor espiritual. Parece una paradoja, ¿no es así, que ella se hubiera desapegado y a la vez irradiara amor? Sin necesidad de preocuparse por el bienestar de nadie pero llenando a todos, sin esfuerzo, de amor, de paz y felicidad. Su belleza espiritual surgió de su alma desnuda, y así, las semillas de transformación se fundieron en el resplandor de pureza. Como un espejo, revelando la verdadera naturaleza del alma a todos los que entraban en su presencia. June dijo: “Parecía como si estuviera rodeada de luz... como un ángel. Creo que ella era un ángel “.
Al alcanzar ese estado de gracia, la madre de June también nos desveló el objetivo del crecimiento espiritual. Convertirse en un ángel. O hacerse consciente del alma. A partir de este caso resulta evidente que es posible hacerlo. Su conciencia del alma era el estado de conciencia (o ser) que sirvió y elevó a los demás a su alrededor. Ella entregó de manera automática un flujo de luz natural y virtudes puras. Nosotros, haciendo esfuerzos, podríamos transformarnos con sólo esta hoja del libro de su vida y hacernos servidores espirituales globales, sea cual sea nuestro papel social o profesional. La madre de June se vio obligada a hacerlo por las circunstancias de la muerte. Nosotros tenemos la oportunidad de "abrazar la luz», ejercitando nuestra voluntad y aprovechar las lecciones de este ejemplo, para alcanzar incluso un logro mayor que el de ella.
Lo que encontró, la liberación y la autorrealización en la muerte, lo podemos conseguir en la vida. Pero primero debemos dejar de lado los miedos, temores y conceptos erróneos. Y entender la paradoja. Al desapegarnos de los seres que queremos, transformamos la calidad del amor que les damos en algo divino e incondicional. ¿Tenemos la confianza necesaria para dejar de lado las relaciones, y fundirnos en el amor divino que llenará esas relaciones? ¿O tenemos miedo a perder algo? No es fácil soltar este mundo de dependencias. Pero es una cosa maravillosa entregar tu vida a un poder superior. Porque en la entrega nos convertimos en un instrumento, donde no hay ninguna carga pesada. Y podemos descubrir el placer de lo liviano que resulta servir a la humanidad. Supongo que los ángeles nunca están demasiado preocupados por las cosas. ¿Por qué habrían de estarlo?, si en definitiva, después de todo, sólo son ayudantes de Dios.
La madre de June nos ha dado una visión de los objetivos personales y de la meta de la transformación o crecimiento espiritual. Nosotros hemos mirado más allá de la iluminación necesaria para el estado de gracia. Esa gracia que atrae al alma a hacer un esfuerzo para ser lo que es, expresarse y ser libre, libre de la conciencia del cuerpo que ocupa. Con esto me refiero a tener una conciencia separada del cuerpo físico, y ser libres en las cuatro direcciones: apegos, responsabilidades, afectos y del mundo material.
Entramos ahora en el viaje personal. Nosotros nos encargamos de recordar que quien viaja por este camino se acoge a un plan divino. Hacer esfuerzos y transformarse están inspirados por un poder superior. La iluminación es un regalo del poder divino. La motivación para emprender el viaje es mantenida y sustentada por esta fuente divina. También debemos recordar que el individuo que viaja, contribuye con sus vibraciones espirituales hacia la transformación del mundo. Cada uno de forma única. Cada uno fue elegido, cada uno con un papel que desempeñar.
Sin embargo, no es nada especial. Para cada uno, es sólo volver a descubrir su verdadero yo, antes de permitir la exposición y desnudez ¡antes que la muerte lo haga!
Roger Cole es médico especializado en medicina del cáncer. En la actualidad dirige el Servicio de Cuidados Paliativos en Australia. Este es un extracto de su libro “Un tapiz de Luz”. Fue publicado originalmente por BK Publicaciones (www.bkpublications.com) en Retreat Magazine #10.